Me gustaría compartirles mi experiencia de parto en casa para poder inspirar a otras mujeres y también a los hombres que nos acompañan, decirles que ¡sí se puede!, derribar tantos mitos y entender lo que realmente significa el parto como rito de paso, como una bienvenida a este nuevo SER que viene a la Tierra.
El parto como un ritual de amor y como algo natural. El proyecto más lindo que me ha tocado realizar y el momento más mágico y fuerte que me ha tocado vivir.
Lo más lindo fue vivirlo con las personas que yo elegí, mis amigas, mi amor y mis matronas y que durante los 9 meses, además de yo ir gestando a esta Bebé, fuimos en equipo, también gestando lo que sería ese momento tan especial, hecho a medida, en el lugar que queríamos y todos muy comprometidos con traer al mundo a Lila.💜
Cada uno con su rol, y así fue, mejor de lo que esperábamos, 7 horas de dolor intenso y gritos guturales, meditación, música, conexión, fuego, aceites, hierbas, agua, contención, la casa calentita y todos nuestros guías y maestros protegiendo y acompañando, un altar. No paro de agradecer y de querer volver una y otra vez a ese momento, un momento inolvidable, sin duda para todos.
Siempre abierta a que las cosas no fueran como las habíamos planeado y con nuestro plan B, en este caso era salir al hospital Villarrica a 30 minutos de la casa, pero no fue necesario, ni siquiera cerca, gracias al gran espíritu, nunca tuve miedo, el miedo no estuvo presente en ese momento en nadie y todo iba increíble.
Estábamos todos muy concentrados, enfocados y seguros, pulsando el mismo rezo. Luz tenue, calor, intimidad.
Realmente es un acto sexual dar a luz, mismas hormonas, oxitocina, sonidos, posturas por lo menos la primera parte, luego ya se torna más animal.
De la tina a la pelota, de la pelota al sillón, del sillón al suelo y así. Justo ese día tuvimos un taller de preparación de posturas y Cynthia me explico de una postura que era la mejor para no desgarrarse y cuando ya estaba por nacer me fui al suelo y la hice sin pensar, ya había quedado guardada en mí.
De lado, como si estuviera en la playa con una pierna en el hombro de Pablo o de Rocío, no me acuerdo, mientras estrangulaba a Cynthia apretandola fuerte y ella alentándome, ¡ya falta poco! Me decía.
Ni un poco de sangre, todo muy limpio y salió su cabeza, era entre doloroso y orgásmico poder tocarla con mi mano. Podía sentir que estaban todos muy emocionados y que faltaba poco. Creo que Rocío me puso compresas de caléndula antes de que saliera la cabeza, porque realmente no fue lo que más me dolió.
Pablo se había posicionado para recibirla, él estuvo tan bien todo el tiempo, nos habíamos preparado un montón y él veía videos de partos y yo a veces también. Se mantuvo firme, sosteniéndome, sin dejar entrar nada que no fuera confianza, amor y entrega. Muy tranquilo abrazándome, sujetándome y también musicalizando el rito.
Yo sabía que tenía que tener música, hice listas, les pedí a amigas que me ayudaran, pero en realidad ninguna música era lo que tenía en mi cabeza, que ni siquiera sabía qué era , pero fue perfecto, Isa llevo instrumentos, hang, campanitas, koshi, copa de vidrio y Pablo puso una canción que él había hecho con Boraj, 8 minutos de pausa se llama, en forma de repet muy meditativa. Todo junto, hechó a andar esta nave de amor y de energía muy alta, se podía sentir que había muchos seres acompañándonos, estábamos todos en una burbuja.
Muy pocas personas sabían que el parto de Lila sería en casa, yo les pedí que por favor lo mantuviéramos entre nosotros porque no quería que la gente me pasara sus miedos y así fue, se enteraron una vez que Lila ya estaba en nuestros brazos.
Hay tantas cosas que quiero contar. Bueno, salió la cabeza después de muchas OOOOOOOOO bien graves, antes eran AAAAAAA, para sacar la cabeza fueron las OOOOO las que me ayudaron, mi cuerpo transformándose en un instrumento. Pablo me decía ¡es la OOOOO dale!! Se ve la cabeza, se asoma y se esconde con la oooo.
Una experiencia alucinante, todos quedamos flotando durante varios días queriendo volver a ese espacio y tratando de alargar lo más posible esa sensación tan surreal y a la vez tan natural.
¿En qué momento nos desconectamos de todo esto?
¿En qué momento dejamos de honrar ese momento llevándolos a las clínicas como si estuviéramos enfermas?
Tan lindo poder volver a la raíz, a la esencia, a recordar cómo éramos antes las mujeres que cargamos toda la sabiduría de cómo traer a un ser humano al mundo. Somos materializados de espíritus, dadoras de vida.
Gracias a esas personas que nos acompañan y a nuestros hombres que nos ayudan a recordar y que confían en nosotras dándonos y sosteniendo el espacio para que decidamos que es lo que nos da más seguridad para ese momento.
Al final lo más importante es que nosotras nos sintamos seguras, da lo mismo lo que eliges, casa, hospital, clínica, acompañada, sola o como sea, lo más importante en mi experiencia es uno sentirse confiada, segura y escoger como quieres hacerlo, sin que nadie te lo imponga.
Yo escogí la casa de una hermana, mi mejor amiga Trini, ella y su hermano nos abrieron las puertas y confiaron en nosotras (en mí, en lila y en Pablo) y nos acompañaron en nuestra decisión poniendo todo su ser a nuestro servicio. Desayuno en la cama nos hizo la Trini al día siguiente, como agradecer tanto amor, tanto amor de los amigos, la familia que estuvieron siempre presentes y esperando a Lila.
Mi corazón explota de tanto amor, siempre le dije a Pablo que estaba muy impactada de cuanto amor hemos recibido de todos.
Yo elegí a mis dulas, mis mejores amigas, desde el momento que les pedí estuvieron ahí. Preparadas, sin nunca haber estado presente en otro parto, ellas los dieron todo, estaban más ansiosas que yo, juntando las cosas que les tocaba a cada una llevar para el momento, lo que habíamos preparado.
Estuvimos casi todo el tiempo solos los 5, una hora antes llegaron las chicas matronas, yo ya necesitaba saber en qué dilatación estaba y si es que estaba empujando bien o no, era mi primera vez, entonces no sabía, pero en el fondo si sabía, mi intuición me guiaba.
Cuando llegaron fue un alivio, me pidieron permiso para tactarme y me dicen: “Cami estas súper, estás en 9, ya no queda nada!”, sentí como todos sintieron alegría y alivio en ese momento, 1 hora después nació Lila, sana, hermosa y yo en Narnia, todos lloraban menos yo, que estaba en una especie de burbuja de oxitocina en las nubes, relajada, feliz, volvería a ese momento ahora.
Y aquí estamos ya embarcados en este viaje de amor psicodélico, mucha pega, pero feliz de experimentar ser mama en esta vida.
Gracias a todos lo que nos han acompañado, que han estado presentes de diferentes formas, con ustedes el viaje es aún más gentil y amoroso, es más fácil criar en tribu, gracias a Lila por escogerme como madre y gracias a Pablo por caminar junto a mi y ahora junto a Lila.
Con amor Camila, mamá de Lila.